LA RELACION CON LOS PADRES
Muy pocas veces, o ninguna, nos planteamos hasta que punto puede influir en nosotros la relación que hemos mantenido y mantenemos con nuestros padres.
Ellos nos permitieron venir a esta vida. Ellos nos alimentaron, nos dieron ropa, protección, un hogar...
Sin embargo, no en todos los casos, las experiencias vividas en la infancia y adolescencia han sido positivas.
En muchos casos, las experiencias vividas marcan mucho a la persona: rechazo, abandono, soledad, maltratos, insultos, desprecios, abusos sexuales, falta de contacto-caricias, falta de amor, falta de escucha, falta de compartir experiencias...
Y todo eso, te lleva a actuar en la vida de una forma determinada, muchas veces desde el dolor, desde el rencor, desde la rabia.... Y muchas veces, te lleva a repetir esos patrones dañinos, bien aprendidos en tu infancia. Son muchas las emociones que se ponen en marcha y que nos acompañan hasta lo impensable.
Y por supuesto, muy pocas personas se preguntan "¿Qué les habrá tocado vivir a mis padres para que ahora actúen así conmigo?"
Esta pregunta se suele plantear cuando un@ es padre o madre, y se descubre haciendo con sus hijos lo que sus padres hacían con él/ella, y que tanto le molestaba. Es un buen momento para reflexionar y comenzar a hacerlo diferente.
Cuando uno se permite indagar en todo aquello que no le ha gustado ni le gusta, en todo aquello que realmente le ha marcado de manera negativa, empieza a descubrir que los padres tienen un papel muy importante en nuestra vida. Y que debemos de aprender a mirar todo lo que hemos vivido, y a nuestros padres, con otros ojos. Debemos aprender a mirar desde el amor.
No debemos perdonar. Eso sería creernos más que ellos.
Debemos aceptar que nos ha tocado pasar por todo eso para poder llevar a cabo nuestro aprendizaje. Para hacernos fuertes, si realmente sabemos sacar el lado positivo.
Debemos entender que nuestros padres hicieron lo que hicieron porque no supieron ni pudieron hacerlo de otra manera. Y porque, desde el inconsciente, están siendo fieles a una dinámica familiar que, aunque pueda ser dañina, no han sabido entender ni resolver. Simplemente, la están siguiendo por amor.
Y desde ahí, reconocerles siempre por delante de nosotros, y agradecerles infinitamente todo lo que nos han dado y nos siguen dando. Ellos son el pilar de cada familia.
Esta actitud nos permite cambiar, avanzar en nuestra individuación aún perteneciendo a un clan, y hacer nuestro caminar de forma diferente.
Por nuestro bien, y por el bien de nuestros hijos, os animo a reflexionar sobre el tema.
Gracias.
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