“Herida y Sanada” son
dos palabras que me definen en completitud.
Una persona sencilla y
transparente, que ha sido capaz de reconocer las heridas emocionales que le han
marcado durante muchísimos años (rechazo, abandono, soledad, resentimiento,
rabia, anulación, dolor…) y hacer el trabajo necesario para sanarlas, lo que me
ha permitido renacer a la vida con más fuerza y consciencia, y disfrutar del
“paraíso” aquí en la Tierra, cada día, sea cual sea la experiencia que me toca
vivir.
Y desde todas esas
profundas experiencias vividas y sanadas, es desde donde empatizo con gran
facilidad con mis pacientes, porque puedo reconocer en sus historias mi
historia, y desde mis soluciones y aprendizajes, guiarles a ellos para hacer su
propio aprendizaje y sanación.
Realmente, el cielo y
el infierno están aquí, en nuestro día a día. Y nosotros, con nuestra actitud,
decidimos si disfrutar del cielo, o estar muertos en vida en la tierra.
Nací “por casualidad”
un 15 de agosto en una familia donde la madre me ha marcado mucho desde mi
gestación, y donde el padre ha estado presente pero ausente, mantenido en un
segundo plano (tampoco estuvo presente cuando yo nací, por casualidades de la
vida).
He oído demasiadas
veces a lo largo de mi vida a mi madre decir que "vine por casualidad" y que “lo último que haría si
volviera a nacer es casarme y tener hijos”.
Siempre me sentí en
“no pertenencia” y siempre sentí que lo que era mi familia no era lo que yo
entendía por una familia. Faltaba espacio para expresarse en libertad, para
ser, para sentir, faltaba comprensión y amor incondicional.
Una niña muy tímida y
sensible a las emociones, que dejó de Ser Ella Misma para ser lo que su familia
y la sociedad esperaban de ella. Una adolescente
madura y formal, buena estudiante, buena trabajadora, buena esposa, buena
madre. Conformándose con lo que la vida primero le ponía por delante. Eso fue
lo que me enseñaron.
De tal forma, que me
anulé por completo como persona y como mujer, y no terminaba de encajar en
ningún sitio, en una especie de rebeldía contra todo y contra mí. Como muchas
veces se dice, “la oveja negra de la familia”, “la diferente”, “la rara”.
Fue mi hija quien
marcó un antes y un después, el gran regalo que la vida me dio.
Tras su nacimiento,
comenzaron a darse una serie de situaciones que me llevaron a una crisis
existencial brutal, que me hizo cuestionar toda mi vida y elegir entre morir o
seguir viva. Teniéndolo todo, sentía no tener nada. El vacío dentro de mí era
inmensamente doloroso, mi vida no tenía ningún
sentido, y la mayor parte de la gente que tenía a mi alrededor, no me aportaba
nada positivo. Más bien al contrario, me transmitía negatividad, me bloqueaba y
me limitaba.
Y como una gran
luchadora que soy, decidí apostar por mí y dejar de pensar en agradar al resto
(a las personas que me rodeaban).
Volví a estudiar, ahora en la escuela de la vida. Empecé a trabajar en
mí y a tomar un tiempo de meditación a diario. De ahí, se fueron desencadenando
una serie de pruebas que uno debe superar, para demostrar que realmente apuesta
por Ser y Vivir, fluyendo con la vida y con lo que ésta te trae en cada
momento.
Y llegó el día en que, en una de esas meditaciones, vi con total claridad
qué es lo que yo había venido a hacer a
esta vida, y que no quería nada de lo que tenía, porque me impedía hacerlo.
Supuso empezar a cambiar todas esas cosas (la relación con la familia, el trabajo,
abrirme a nuevas amistades, y afrontar que tampoco la pareja me entendía ni me complementaba). En resumen, todo se me puso patas arriba, y tenía que empezar
de nuevo. Sufrí la soledad en silencio, y gracias a ello, ahora la sé disfrutar.
Y la vida me fue poniendo en un embudo, hasta que realmente hice lo
que tenía que hacer: abrir mi propio centro de terapias. Eso es lo que yo sentí
tan claro en aquella meditación. Que mi labor en esta vida era guiar a las
personas a encontrar su propia luz y hacia su auto sanación. Dejé el trabajo
(una locura en plena crisis), y me rendí ante la vida. Me puse en mano de la
vida y al servicio de los demás.
Reconozco que no es fácil el camino, pero aseguro a quien apueste por
hacerlo, que los milagros y la magia existen cuando uno decide VIVIR en
mayúsculas y simplemente Ser lo que Es.
Yo hice el proceso sola (mi entorno
ni supo ni quiso saber ni ver nada).
Ahora me ofrezco a acompañaros para hacer vuestro caminar más fácil, y
pongo a vuestra disposición todas mis herramientas-terapias, comenzando por mi
presencia y por la escucha activa.
Esta vida solo la vas a vivir una vez. VIVELA. AHORA.
Tu cambio, cambia tu entorno e impulsa un cambio Universal.
P.D.: Doy GRACIAS a todos los que pusieron piedras en mi camino, y a
mi gran maestra (mi madre), porque impulsaron que transformase la rabia y
rebeldía, en la fuerza y el valor para realizar el cambio y volver a nacer
siendo YO.
Esta es LEONOR
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