LAS NAVIDADES - YO - LA FAMILIA
Tengo
que reconocer que desde hace muchos años y hasta ahora, la Navidad es algo que
he llevado muy mal. Y ahora me doy cuenta que esto le ocurre a mucha gente.
Muchos
días antes de que llegara la fecha, yo ya estaba de “mala leche”. El solo hecho
de pensar que tenía que reunirme con “mi familia” me cabreaba. También con la familia de mi
pareja. Y cada año era peor.
Ahora
entiendo todo perfectamente. Simplemente, lo que estaba ocurriendo, es que el “personaje”
que había estado interpretando durante muchísimos años yo misma, ya se estaba
cansando de salir a escena. Ahora, poco a poco, simplemente estaba llegando la
hora de que mi verdadero Yo aflorase. Y para que eso ocurriera, todo en mí tenía
que “reventar y hundirse”.
Estaba
llegando la hora de dejar de hacer las cosas por el hecho de agradar a los
demás, y por tanto, la hora de ser tal cual soy, pese a quien pese. Y lo que
realmente me cabreaba y/o me incomodaba, era que sabía que una vez saliese “mi Yo original”, éste no iba a ser aceptado.
Es decir, que una vez yo decidiese ser “yo misma”, iba a tener en frente “la no
aprobación” de mi familia, amigos, conocidos… Por lo menos, de gran parte de
ellos. Y que realmente, me iba a sentir sola. Y, efectivamente, así fue.
Sin
embargo, dentro de la dualidad, no sólo existe la oscuridad. Me quedaba por
descubrir la gran luz. Y me puse a ello. Saboreé durante tiempo esa soledad. Y
le saqué todo su jugo.
Está
bien, y es necesario, adentrarte en tu propia oscuridad para conocerte, para
observarte, para escucharte, para sentirte… Y una vez que estás preparada y con
fuerza para salir de ahí, ya no hay quien te pare. No necesitas gustar a nadie.
No necesitas tener el apoyo de nadie. Simplemente, sabes quién eres y hacia dónde
vas. Y esa fuerza es tan grande, que eres capaz de desplazar la mayor oscuridad
para adentrarte en la gran luz.
Se trata
de RESPETAR. Respetarte a ti mism@, para que el resto te pueda respetar. Amarte
a ti mism@, para que el resto, te pueda amar.
Ahora,
estas Navidades, ya están siendo diferentes. Porque ahora puedo mirar a mi
familia con Amor. Ahora se respetarme y respetar. Ahora ya no tengo que
representar ningún personaje. Ahora simplemente soy y me presento tal cual soy.
Ahora me permito expresar lo que siento. No tengo nada que esconder. Y ahora,
me permito decidir dónde ir y venir.
Estas
Navidades, tengo que agradecer a la vida el haber podido compartirlas con mis
padres. Después de
hacer mi aprendizaje, los he podido mirar con ojos diferentes, y sentir que
realmente, por encima de la dinámica familiar, está el amor.
Gracias
padres por haberme dado la vida, y por haber estado siempre ahí.
Y
gracias a mi familia actual, simplemente por estar conmigo, aquí y ahora.